Unas palabras sobre las Nuevas Constelaciones Familiares
- Noelia Román Barrero
- Constelaciones Familiares
- Noviembre 2020
Las Constelaciones son una herramienta fenomenológica (vivencial) que tiene su base en la Psicología Sistémica. Según la Psicología Sistémica, el individuo es concebido no como una persona aislada, sino como perteneciente a un grupo. En Constelaciones Familiares, hablamos de sistema familiar.
Su creador fue el filósofo y psicoanalista alemán Bert Hellinger, a quien podemos agradecer la transmisión de un inmenso legado para la liberación del sufrimiento.
Las constelaciones son un servicio a la Vida, a nuestra vida tal y como es.
Somos el resultado del viaje de nuestros ancestros. A través de ellos nos llega la vida, los dones y el amor. Si miramos con gratitud todo lo que ellos vivieron, incluyendo las tragedias y desgracias, podremos comprender que todo fue necesario. Todo sucedió por amor. Somos en nuestras células su continuación.
Pero a menudo vivimos atados por hilos invisibles a nuestro pasado familiar, incapaces de tomar las riendas de nuestra propia vida, limitados por fidelidades inconscientes que se traducen en patrones repetitivos, sentimiento de culpabilidad, malestares crónicos o una enfermedad. Así nos alejamos lentamente de la posibilidad de nuestra máxima plenitud y realización.
Las constelaciones nos permiten descubrir la realidad oculta, a menudo inconsciente, que dirige nuestras decisiones, nuestras emociones, nuestros actos, en definitiva nuestro destino. Siempre nos ayudan a estar más vivos, a permanecer en la fuerza y en el compromiso de nuestro adulto.
De una Terapia, a una filosofía de vida. Bases fundamentales
Bert Hellinger, gracias a su dedicación absoluta y su entrega a la investigación y la observación desde un enfoque fenomenológico, logró poco a poco ir convirtiendo lo que en principio comenzó siendo una terapia, en toda una filosofía de vida.
Las constelaciones nos acercan al misterio de la vida y al sentido de nuestra existencia. Nos sintonizan con el asentimiento y la rendición a todo como es y al mundo tal y como es, por eso exigen un compromiso de crecimiento y evolución muy grandes, pues solamente podemos rendirnos incondicionalmente a la realidad con gran humildad.
Las bases de las Constelaciones son:
La persona pertenece a un sistema familiar, con el que por amor existen vínculos inconscientes muy poderosos (fidelidades) que orientarán el curso de su destino y de las generaciones futuras.
Las fuerzas del amor son:
- Todos pertenecen por igual, haya pasado lo que haya pasado, con independencia de sus actos o de su edad. El ignorado o excluido necesitará de la honra, gratitud y amor de los vivos para poder descansar en paz.
- Los nuevos y más jóvenes deben respetar y honrar a los anteriores, pues de ellos les llega la vida.
- La energía se compensa o equilibra con su opuesto, y de esta fusión nace la fuerza de la reconciliación y sanación.
En el sistema familiar operan unas leyes (fuerzas del amor) que cuando son transgredidas, generan síntomas de toda índole en los descendientes: enfermedades, pérdidas económicas, accidentes, problemas laborales, etc. Son las señales del sistema familiar para que alguien desde su fuerza adulta consiga restablecer el equilibrio y el flujo del amor.
Detrás de toda dificultad o trauma, se revela un torrente de sanación y de fuerza para la persona. En el problema, está la solución.
Toda solución aparentemente individual es siempre una solución buena para todos, pues todos estamos interconectados y vinculados.
Antes de Constelar...
Caminando nuestras vidas, algunos hemos podido intuir el misterio y la grandeza de nuestra existencia. Somos movimiento y devenir, en constante evolución. Cuanto más fuertemente nos resistimos al siguiente paso, más dolor acarreamos. Cuanto más nos empeñamos en eliminar algo, más fuerza cobra eso que queremos aniquilar. Cuanto más tememos algo, más atraemos ese temor. La profecía parece que se cumple.
El gran motor de la transformación de nuestras vidas es el asentimiento a todo como es, a todos como son, a mí tal y como soy ahora, hoy.
Tomamos nuestra vida y nuestro proceso de evolución con veneración y humildad, con gratitud y con dignidad, pues todos estamos juntos al servicio de la vida.
¿Qué se puede Constelar?
Nuestra vida se despliega en múltiples áreas y facetas. Podemos observar que a menudo la energía queda bloqueada en un punto y después afecta a otra área, y así sucesivamente, pues todo forma parte de lo mismo. Asimismo, cuando se libera una parte primordial de nuestra vida, el resto empieza a soltarse y sanarse.
Podemos preguntarnos: ¿qué es lo esencial para mí en este momento? ¿Existe un patrón de repetición en mis pensamientos, emociones, actitudes, decisiones? ¿Ha ocurrido algún suceso que me resulte difícil integrar? ¿Percibo una fuerte dificultad reiterativa en algún campo en particular?
Los campos esenciales de nuestras vidas son los siguientes:
- la salud física y psíquica
- el trabajo
- la realización profesional
- la economía
- el amor y la familia
Pueden constelarse muchos temas cruciales, siendo algunos ejemplos los siguientes:
- Enfermedad, un síntoma, accidente grave, pesadillas, bloqueos emocionales o transtornos mentales.
- Dificultad para encontrar trabajo, problemas laborales, proyectos profesionales.
- Dificultades económicas, deudas, herencias.
- Soltería, dificultad de relación en la pareja o con algún miembro de la familia.
- Problemas de los hijos.
No se trata de interpretar desde la mente racional por qué me pasa esto o de indagar en el pasado familiar hasta dar con la clave. Se trata de identificar dónde está mi limitación, dónde está mi sufrimiento, dónde quedó bloqueado el amor…
La actitud interna a cultivar
La persona que se abre a realizar una constelación, debe estar dispuesta a iniciar un cambio profundo en su mirada hacia la vida, quizás un cambio transcendental que perdure para siempre. Y sabemos que las transformaciones profundas requieren tiempo.
Una constelación no es la solución mágica y milagrosa a todos mis problemas. El constelador no es un chamán ni un sanador. Sólo se pone al servicio de tu sistema familiar y de tu destino, permitiendo así que otras fuerzas actúen a favor de la unión y la reconciliación, hacia más vida y más amor.
El principal requisito para constelar es estar dispuesto a asentir incondicionalmente a lo que nos toca vivir y por tanto permanecer en el adulto interior en nuestra vida cotidiana, responsabilizándonos de nuestros pensamientos, emociones y acciones.
En resumen, asumiendo cada paso y eligiendo siempre el momento presente.
Solamente desde nuestro estado adulto, abierto, con mirada reconciliadora, somos capaces de despedirnos del pasado, asumir lo difícil y duro, devolver algo que no nos corresponde, honrar y agradecer a los anteriores, incluir en nuestro corazón a un excluido, etc.
En un taller de Constelaciones Familiares todos los integrantes se sumergen en un estado de interiorización y meditación. La Constelación no es un teatro ni un psicodrama, no es algo emocional ni hay que representar nada. Se trata más bien de una meditación activa. Cuanto mayor es el centramiento de los representantes, más lento es el movimiento, más disponible está la energía de reconciliación, y por tanto más benevolente se volverá el campo con el camino hacia nuestra sanación.
Entendemos que todas las personas que integran el grupo en el taller, son “representantes”, pues participan en las constelaciones de las demás personas, poniéndose así al servicio de sus sistemas familiares y al servicio de sus vidas.
Es importante recordar que los representantes no tienen nada que ver con lo que se va a representar. Simplemente se conectan con su centro vacío y son movidos por Algo más Grande, en una dinámica de profundo respeto y absoluto silencio.
El representante, aunque no realice su constelación, por efecto de la resonancia, obtiene sanación para su propia vida de una forma natural, sencilla y eficaz.
Del mismo modo, hay personas que asisten al taller para realizar su propia constelación, abordando así su propio tema a trabajar. También colaboran representando en las constelaciones de las demás personas.
Sea cual sea el rol, de persona que constela su propio tema, o de representante, es importante recordar los requisitos previos:
Cultivar una actitud de aceptación y asentimiento a lo que nos toca vivir, renunciando al control o a querer comprender.
Tomar en todo momento la responsabilidad de la propia vida, asumiendo las decisiones y acciones, también sus consecuencias.
Fomentar una actitud de apertura incondicional a la reconciliación, renunciando a entender lo que muestra la constelación desde nuestra mente racional.
Cada vez que rechazamos algo, hacemos que ese algo crezca y tome más fuerza.
Cada vez que tememos algo, inconscientemente atraemos ese algo.
Solamente el asentimiento nos libera de las cargas y permite que se inicie el cambio en nuestras vidas.
Feliz liberación
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Responsable: Noelia Román Barrero
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